Había una vez una niña que vivía sola en una casa un poco
pequeña, pero a ella le gustaba mucho porque era de su abuela. En el suelo puso dos alfombras para sentarse, y una estantería para los libros de Harry Potter, y cuándo salía al balcón veía un bonito paisaje.
Todas las tardes
se sentaba en la mesa y veía las noticias en la tele. La gustaba hacer manualidades así que hizo una lámpara porque cuando quería hacer los deberes la pobre niña no veía nada; la lámpara era muy bonita, rosa con círculos y rayas verdes.
Un día salió a la calle y una niña muy amable la dijo:
-¿Qué te pasa? estás muy triste -y ella llorando la dijo:
-Es que en el pueblo no tengo amigos y mis padres no me hacen caso.
Entonces, la vio tan triste tan triste que la dijo:
-Pues mira, si quieres podemos ser amigas, y de paso llamo a unos amigos más para que jueguen con nosotras.
Y desde entonces no volvió a estar sola.
Un día salió a la calle y una niña muy amable la dijo:
-¿Qué te pasa? estás muy triste -y ella llorando la dijo:
-Es que en el pueblo no tengo amigos y mis padres no me hacen caso.
Entonces, la vio tan triste tan triste que la dijo:
-Pues mira, si quieres podemos ser amigas, y de paso llamo a unos amigos más para que jueguen con nosotras.
Y desde entonces no volvió a estar sola.
Andrea
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