Un día, un enanuco bigarista llamado
Marcos encontró una piedra mágica.
Desde ese día él se volvió muy rico y
muy avaricioso porque pedía mucho dinero y a sus amigos siempre les ponía una
maldición.
Un buen día vino a la ciudad un
enanuco que era muy bueno llamado Diego.
Al pasar por su calle vio Diego a
Marcos y le preguntó:
- - ¿Eres tú el enanuco avaricioso?
- - ¿Quién te ha dicho que soy avaricioso?
- - Pues… todo el mundo que te ha visto -le respondió-
- - Pues de ahora en adelante me portaré como debería haberme portado
y daré la mitad de mi fortuna a los más necesitados.
Y así fue como nuestro enanuco Diego,
hizo bueno al enanuco Marcos.
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